Paco Pena

UN VENDAVAL DEVENIDO A SOPLO

Del hombre que fuí
no todos los recuerdos que guardo son amables.
Ahora la realidad de este presente que piso
no queda marcada con la huella de mi ambición,
aunque sigo enredado en el imperecedero empeño de vivir con dignidad.
Mis extendidas madrugadas,
huella propia e indeleble de mi alter ego,
ayer, siempre, abarrotadas de propósitos,
hoy se templan evacuando reproches
antes de cortejar nuevas victorias.
Mi destino dispensado de juicio crítico hasta hace pocas reflexiones,
aparentemente, tan lejano y distante,
ahora se me antoja obvio y, a lo peor,
capaz de encender mis arrebatos...
Muchos cambios para tan excaso plazo,
un vendaval devenido a soplo,
un hombre resuelto desfigurado en indeciso...
El tiempo, siempre el tiempo,
tan tasado e infinito.