¡Qué terco se vuelve el olvido
si nunca podrás olvidarla,
si es fácil mejor recordarla
que dar el amor por perdido!
¡Qué infame se vuelve cupido!
¿De qué servirá recordarla?
En vano resulta esperarla,
si nunca tu amor ha querido.
Qué triste se ven los paisajes
si solo el recuerdo te queda
de aquellos hermosos celajes
que tantos recuerdos te hereda.
Libéralos, de tu equipaje,
si el alma te sangra y depreda.