(Soneto contemporáneo asonantado)
Sea solo un instante para ti,
antes que la blancura te rebose
esos lindos mechones, que, marrones,
engalanan tu cielo y tu carmín.
Es joven el otoño ante tu porte,
pero un día, el invierno llegará,
y no habrá más marrones, nunca más…
Sea solo un instante: ave y hombre.
Los caminos se tronchan con el tiempo
y los rosales pardos se marchitan.
¡Detén mi vuelo, Amor, detén mi cuerpo!
Se ha ido la mitad de lo que anima…
Pon tu mano en mi pecho, siente el fuego.
¡Arde la brasa en mí!, por ti.., querida.