Hernán Mejía Silva

EL BOXEADOR

Tal vez sea lo que quiero,

quemarme tan intensamente,

que provoque a mis cenizas,

consumirse enteras,

para luego tornarse hielo.

 

Como si fuese el deber ser,

morir de pie, arder,

evocado por el error,

o quizás por el orgullo,

del corazón delator.

 

Mas el cielo refulge indiferente,

cuando has de consumirte,

soy ave iridiscente,

cuando el sol pretende,

que mañana brillará más fuerte.

 

Hasta la última gota de sudor,

Encumbrando cada golpe fatal,

Hasta el último round,

El tañido me transforma en leyenda

No por la vacuidad de la gloria; 

si no por saber incinerar mi dolor.