Status quo.
Es un viaje perturbador e inesperado,
acompañado de la brisa fugaz,
los seres humanos se autoflagelan.
Han perdido la fe en sí mismos,
la indiferencia es un ciclo interminable,
y la satisfacción se convierte en desintegración.
En medio de la desesperación emerge la loba en celo,
la jauría aúlla a la luna en un mundo en ruinas.
Amenazante oscila un puente colgante,
ello no amilana a los osados que le cruzan.
De madrugada, pañuelos ondeando,
en manos de sentimentales y frívolos,
les despiden con miradas acongojadas,
evocando, subjetivos recuerdos moribundos.
Los inseguros van a dar al río del llanto,
arrastrados hacia el cementerio,
donde disienten la gestación de tal ausencia.
Saqueando tumbas, adornándose con plumas pavo real
así la carga de tal daño, es sepultada,
y su banal estupidez cree tal ardid.
Aunque el puente suspendido está cerca
prefieren esta falacia mundana, que arriesgar.
Arlequines dorados ríen a carcajadas, en la gran jaula,
girando en anillos hacia delante y atrás hostiles,
hay desconfianza en el semblante de cada quien
las conexiones empáticas se han fracturado.
Mientras la loba sin misericordia,
entierra su mandíbula contra el olvido.
Añadiendo a tal aversión, aquiescencia,
como aún no logran sanar sus heridas,
ni unos ni otros se atreven a cruzar,
a espera de la casualidad vencer.
Por si fuese poco, esclavos del temor,
ya decrépitos, senescentes, recobra fuerza un pensamiento.
¡ El miedo paraliza en el infortunio !
Tarde ya, la inestabilidad de convicciones, degeneró,
cobardes, desaprovecharon la capacidad de soñar.
Patéticos, aunque vistieran de oro
¿ Cuál es el estado en que están sus vidas ?
Lamentable es que: Lo perdido nunca se recobra
miseria al optimismo, la huida es en harapos.
El reloj final, rara vez tiene un retroceso,
es solo la plegaria del desgraciado.
Entonces entender que no todo,
es consecuencia de la locura del mundo.
Más bien del ego, la autocomplacencia,
hay que atreverse ello importa
enfrentar las debilidades, los temores,
sacarle al mundo la madre.
Un puente colgante oscila,
le agreden vientos huracanados,
rayos iluminan y cae la anunciada tormenta.
En el fondo, barracudas serpentean famélicas,
la loba en la cima desafía al averno
Aun así, el único camino es avanzar,
el escape es romper el círculo,
¡ Sin que importase otra cosa !
Con los ojos cerrados y la esencia prima,
se es atrapado por la brisa errante,
transportado sobre arenas abrasadoras,
donde lobos blancos y destinos inciertos,
se fusionan en tormentas crecientes.
La vida es un enigma a desentrañar,
la única regla es; Mientras no dañes a otros, haz lo que quieras.
Donde la coerción se disfraza de normas,
la vida se consume en andrajosos días,
como brasas que arden sin calor, sin luz.
El sin sentido de la monotonía se apodera del ser,
mientras el desgaste de la rutina aplasta,
así el vacío se disuelve en la calma superficial.
Los pies se hunden en arenas de confort,
no prosiguen, temen el abismo del cambio.
¿ Qué intenta hacer el perentorio drama ?
Arrastrándose, percibe el lamento y la tortura,
llevando a cuestas lapsos miserables.
Último aliento agónico y superficial,
contemplando cómo caen gotas inertes,
asimilando la inacción, que rodea alrededor.
Ira, inseguridad, soledad arden como combustibles.
La acción más elevada: regresar de los muertos,
aunque el universo se extinga,
es sobrecogedor renacer de cenizas muertas.
Elthan.