Hace tiempo, me compré un árbol que da frases y palabras, lo regué todos los días, le ponía musica clásica para que fuera culto y refinado, le contaba unos chistes para que no fuera tan amargado y le recitaba a Neruda para que estuviera preparado
Hoy, lo fui a ver y no había nada, obvio que me enfadé pero...¿qué le iba a hacer?
De la rabieta, me comí una manzana y de la nada, me puse escribir esto, vaya uno a saber si me timaron o de verdad, me inspiraron.
Por: La raíz que no se seca.