A los dos años, ya me tiró toda su ropa de la estantería, y me dijo nada de esto quiero usar.Quería llevar falda al parvulario. Le hice entender que no podía, que hacía mucho frío y un chandal era lo mejor.. Ella me dijo que no quería ponerse más pantalones, esa fue la criatura que me tocó como hija. Traté de hacerla razonar, que con falda se le iba enfriar el trasero y se enfermaría.En conclusión, tuve que negociar desde tan temprano.A esto, le busqué medias cancanes de lana, y se fue con faldas!!A los cuatro años, la llevé al teatro a ver un famoso bailarín, el cuerpo de ballet era muy destacado. Ella me dijo que no quería ir, que no le interesaba. Es decir la llevé, contra su voluntad, así que se sentó en el piso del teatro a espaldas del escenario.Y en ningún momento vio el espectáculo. Su terquedad era máxima, y no me refiero como algo negativo.Sino que desde muy chica, sabía lo que no quería o no le gustaba y no estaba dispuesta a ceder. En edad del secundario, la iba a llevar al odontólogo, y no estuvo de acuerdo, como yo estaba vestida, así. que dijo voy, pero en el autobus no te conozco. Ibamos las dos de pie.Quise hablarle y se hizo la desconocida...No insistí, bajamos en la parada las dos juntas y caminando, ella refunfuñando.Hoy día, tiene la madurez e independencia. Hizo que emprendiera vuelo joven, dejar el nido que era por demás confortable y se valiera por sí misma. Me siento muy orgullosa de ella. Esa terquedad y obstinación la fue moldeando...Se transformó en un ser trabajador y empático.Y está demás decir, para cualquier madre en un ser de luz y de buena estrella..
(rosi12)