Te amo y te odio, doncella que fuiste mía,
Te olvido y te evoco, aun sin yo beber,
Te veo a los lejos aún con mi miopía,
Y tristemente noto que no vas a volver.
Te amé como el principito ama a su rosa,
Qué podría jurar que igual nadie te amará,
Y te odio por irte sin darme esperanza,
Te odio porque no es tu alma la que vagará.
¿Dime cómo hacer cuando el amor se vuelve odio?
¿Dime cómo olvidar lo que fue felicidad?
¿Dime cómo superar este triste episodio?
¿Y dime cómo asimilo sin ti mi realidad?
Voy a esperarte en silencio escondido,
Mientras mi agonía intento calmar,
Y voy a olvidarte, quizá, si es bien sabido,
Que no se olvida a quien antes se solía amar.
Y si te encuentro en un mañana, cuando ya sano mi herida,
Y mis pupilas dilaten por ti otra vez,
Voy a odiarte más que nunca por el resto de mi vida,
Porque sé que en mi muerte, te amaré más que ayer…