En los pliegues del tiempo se escribe una historia,
de hombres fieles, un eterno inventario.
Desde Abel, el justo, hasta el último guerrero,
en el libro de la vida, cada nombre es un faro.
Con tinta de estrellas y páginas de esperanza,
Jehová, el gran autor, su narrativa avanza.
Los fieles, con amor, sus nombres han grabado,
en el rollo celestial, por siempre consagrado.
El sacrificio puro, el Hijo lo ha brindado,
un puente entre los cielos y un mundo pecaminado.
La vida eterna aguarda, promesa inmaculada,
para aquellos que en su nombre su fe han anclado.
Un dragón de fuego, en Apocalipsis revelado,
contra el Mesías y sus ángeles ha luchado.
Pero su fin está escrito, en abismo será encerrado,
mil años de silencio, su engaño ha terminado.
La serpiente antigua, Diablo, por fin derrotado,
en lago de fuego y azufre será despojado.
Imagina un mundo, de maldad liberado,
sin sombra ni temor, un paraíso restaurado.
Así, en el libro especial, nuestro destino está plasmado,
si con Jehová caminamos, por su amor guiados.
Que nuestro nombre brille, en el celeste legado,
y en la eternidad, junto a él, seamos hallados.