En el vertiginoso galope de un rayo,
donde el oro es dios y el alma un bazar,
el amor, otrora estrella de mi mayo,
es un lucero que la noche oscurece sin par.
El amor, moneda falsa, pero real,
en el alma habita, puro, sin disfraz,
un tesoro universal, un don ideal,
que en cada corazón encuentra su paz.
La avaricia, sombra que todo lo mancha,
el amor ofrece, en holocausto consume,
pero este, sin quejarse, se entrega franca,
en un mundo egoísta y austero que lo ignora.
Un faro en la tormenta, guía y consuelo,
una llama que brilla en la noche,
aunque silenciosa sufra, su fuego fiel,
enciende la esperanza en la humildad.
Pues el amor, bien eterno e intangible,
no se vende ni compra, es un don del alma,
en corazones puros, donde reside y anida,
un tesoro que crece y nunca se calma.
Gonci