Salvador Galindo

Sueño con un mundo, mito

Sueño con un mundo sin divisiones,

sin ideologías que fraccionen el espíritu,

Balcanización de nuestros mejores años,

O aquellos años que creíamos eternos,

Aquella época, aquel tiempo mítico

Como el de los paseos de curso

Cuando íbamos a la escuela,

Y lo vital era no perderse a la salida ni copiarle al compañero en el examen

O como el de aquellas tertulias trasnochadas

En que lo único que importaba

era recitar el próximo poema sin tartamudear perder el tono y el ritmo.

 

Locus amoenus en la memoria

Ubi sunt en el corazón

En medio del adynata, vuelvo sobre aquellos versos recitados a la mala

Como vuelvo sobre el torpedo que hice

Para no reprobar el ramo

Y el ramo era el tiempo y su peso nocturno

Y el ramo era el vórtice de un secreto inacabado y furibundo.

 

Sueño con un mundo sin divisiones

Como el de aquellos escolares

Que nunca llegaron a intuir el fin

Y tenían impresa el alba en sus rostros,

La sonrisa del destino

La sonrisa de esos poetas

Que eran como compañeros de escuela que no se veían hace años

E improvisaban una junta, una legendaria junta

En medio de la nada, a cualquier hora

Después del anochecer, en medio del ocaso,

Y prendían una vela, para inmortalizar el recuerdo

Que nunca llegaron a deletrear

Callando ante los otros

como ante la sombra.

 

Sueño con un mundo sin divisiones,

Restauración de nuestros mejores años,

O aquellos años que creíamos eternos,

Aquella época, aquel tiempo mítico

Suponiendo que el mito

Tuvo alguna vez un lugar

Y que las palabras dichas

Resonaron infinitamente

Con ilusión y con vergüenza.