Llega la noche amor mío, en mi soledad
entre el cielo y la tierra,
te imagino como
estrella fugas alumbrado
mi vida. Ahí, ahí va ella, grito como un loco empedernido. Una taza
de café desmiente el sueño,
no puedo dormir,
llega el deseo que no te gustaba,
un cigarrillo en esta noche fría
quema mis pulmones, daña mi
vida. Esta casa vacía, con
sus muebles convertidos
en tu nombre, succionan cada célula
de mi cuerpo, me he transformado
en un hombre débil, vacío por
dentro. Será que tu ausencia
me hace daño, me he convertido
amor, en un perro sin dueño,
vagando por las calles, acercándome
a cualquier mano que pueda
alimentar mi aliento. Será que tú ausencia
me está haciendo frágil. Yo me
pregunto. Dónde estás hombre
de acero, hombre de mil
batallas, vencedor de cada
combate en los coliseos. No me
reconozco ni yo mismo, haz
dejado en mi la ausencia de la
conexión entre la musa, el corazón
y las manos, te llevaste contigo
mis sentimientos, así aún,
te sigo queriendo. Dónde estás amor,
ven y regrésame lo que me
pertenece, no ves que muero,
ya no visito a los amigos, ellos
también me abandonaron. En
las noches comparto a la orilla
del río con mi mejor amiga
después de tu despedida, esta
botella de alcohol me abraza, me
besa como si fuera mi novia,
consume mi hígado y me acuesta
en el oscuro cause del río. En
otros brazos te imagino, lamiendo
el pudor de otro hombre, te has
ido y no te importo dejarme, me
echaste en alta mar sin capitán
que guíe mi destino.