(SONETO)
Amanece y la tierra salpicada
pinta un cuadro grisáceo de dolor;
una ofrenda nostálgica, varada,
acuñada en el tiempo, con furor.
Solo existe la gota que, plasmada
en el lienzo, recuerda mi candor:
una pasión perdida y embriagada…
¡Cómo duele el recuerdo de un amor!
¿Dónde andará la ave?, si no en mí,
en esta obra insomne y que recuerda
en el violín... que chilla porque sí.
Sólo en la lluvia fría y en la cuerda,
sólo en el lustro ido, solo allí.
Sólo en mi alma.., ¡en dónde siempre muerda!
Has de tensar la cuerda…
Mi recuerdo en la lluvia que te aviva,
tú, que eres del poeta, flama altiva.