Anne Black

Señales de tu presencia

Yo podría irme y regresar cuando tú te hayas marchado, dejando la casa vacía de ti, sin un solo recuerdo más de los que cada rincón pueda hacerme ver, o tu lado de la cama, o ese sofá donde descansabas algunas noches. Pero no quiero desprenderme mientras aún pueda abrigarme con tu presencia, aunque no hables conmigo, aunque te escuche enojado, aunque te mire y no me devuelvas la mirada, aunque de repente, en medio del silencio, se oiga un portazo, un plato cayendo al suelo, un grito al perro. Porque mi amor es tan grande y para siempre, que todo eso son señales de que todavía estás en esta triste casa. Y es suficiente para que mi esperanza continúe viva y soñar que mañana todo volverá a la normalidad. Porque, a pesar de la monotonía, los malos ratos y las palabras hirientes, te sigo escogiendo, porque te has vuelto parte fundamental para seguir luchando, y si te vas, no me quedaría más para perder. Te sigo escogiendo, a pesar de todo, porque he aprendido a esperar sin desesperanza, por eso, seguiré aquí, esperando que un día, de repente, te despiertes y me mires con los ojos que una vez me miraron con amor. Y aunque no sea hoy, ni mañana, ni pasado mañana, seguiré esperando, porque mi amor por ti es eterno y no conoce de fechas ni plazos. 

 

Estas son palabras del corazón, que te ama y te elije hasta su último latir.