Como siempre me gusta observar y andar chismeando, le puse especial atención a la conversación de un par de amigos no tan jóvenes mientras venía en el bus de trayecto, entre risas, hablaban del físico de la mujer, de los miles de estereotipos que debían de tener, si ya estaba pasada de años, la ignorarían, si eran pobres, ni pensarlo, yo me eché a reír, estos mequetrefes ninguneando de lo que no saben, como si una mujer no fuera persona igual que ellos, como si ellas no necesitarán de un buen muso que las inspiré, de un buen macho que les cocine y no se le caiga el pantalón, de un buen hombre que no le de urticaria si muestran algo de bondad, de un compañero que las ame aún cuando el tiempo se lleve la juventud, y sus manos acaricien un piel ya con arrugas, como el matrimonio de unos viejitos que viven cerca mio, ahí es cuando el filosofo que tengo encima, comienza a despilfarrar otra historia pa narrar