Cómo, explicaré yo,
cuando mis alas buscando
el fin en la altura,
me lleven a su destino
en balada de trenes
por la noche oscura..
Cómo, explicaré esto,
allá en el inmenso cielo,
esto que aquí siento
cuando el sopor final
me abrace con su hoz
hasta sesgar mi aliento.
Cómo, rindiendo cuentas
pudoroso y redimido
ante mi padre eterno,
podré decirle que yo,
no llego a un paraiso,
-más bien al averno.-
Cómo, le diré profundo,
clavando mis ojos
en el costal de su alma,
que no puede haber vida
después de una muerte,
ni mucho menos calma.
Cómo podré reprochale
que la vida y la muerte
no pueden ser amantes
si yo parto sin regreso,
y ellos, quedan allí lejos,
en un mundo distante...