Te odio
cuando tus palabras, puñales envenenados,
hieren mi alma, sin razón alguna.
Te amo
cuando tus ojos, galaxias de mi pasión,
me miran, y en su brillo encuentro mi calma.
Te odio
en este vacío, abismo sin fondo,
que nos separa, y clama por mi alma.
Te amo
en cada encuentro, donde el tiempo se esfuma,
y en tus labios, miel que me enamora.
Te odio
por las noches de insomnio, sin consuelo,
donde tus recuerdos, espinas en mi piel,
me desgarran. Pero te amo en los sueños,
donde tu amor, bálsamo suave, me hace bien.
Te odio y te amo, en esta danza cruel,
eres mi todo, mi dolor, mi alegría.
En este amor, tan intenso y profundo,
encuentro mi paz, mi eterno anhelo.
Gonci