Ese niño que jugaba conmigo,
era tan leal,
me acompañaba aquí y allá
Hacía morisquetas
a quienes venían a molestar
Podíamos estar tantas horas riendo
sin parar
Era mi cómplice,
camarada
de juegos peligrosos
que no gustaban a mamá
Era ocurrente
al momento de variar
Me defendía
de alguna estupidez
de los demás
Recuerdo
los bergantines de oro
que se hacían a la mar
Vestíamos de piratas,
los oleajes nos parecían inmensos
sin piedad
Navegábamos con el alma en un hilo
por el riesgo de naufragar
Alternábamos el timón
para no cansar
Evitábamos los arrecifes de coral
en aguas calmas
sin fallar
Recalábamos en puertos vírgenes
de soñar
Había princesitas tristes, ahí,
por no tener a quien amar
Qué playas más deliciosas
llenas de conchitas de Omán
A la orilla de la mar,
las angelicales niñas,
se unían en ronda
con las más pequeñitas
divirtiéndose
al brincar
Eran lanzadas a la arena
volviéndose a levantar
Se despedían con flores
cantando
que iban a regresar
...