Brilla el color verde de la esperanza
cuando tu mirada se encuentra con la mía
y el erotismo a nuestros cuerpos se ancla
con el ardor que en silencio se bruñía.
Nace en nuestras manos entrelazadas
el deseo de una dulce aventura
cuando un cosquilleo se asienta en la espalda
y una cómplice sonrisa es el preámbulo de la locura,
desembocando en un frenesí de caricias
mientras los besos a nuestras bocas se suman
para escalar un pico de delicias
que al libido y al placer perfuman,
internándonos en una espiral ascendente
donde las humedades de nuestros cuerpos
es el cálido y majestuoso afluente
que nos permite tocar nuestro cielo,
llenándose nuestras esencias de paz
y cumpliéndose todo nuestro anhelo.