Como el sol que deslumbrante brilla
Otorgando su luz y su calor al mundo,
Tú me enseñaste con amor profundo
a poner sin pensar, la otra mejilla
ante aquel, que con rencor me humilla
y con fuerte bofetada, mi faz cruza,
intentando lastimarme sin excusa.
Responderé a la ofensa con paciente calma
y una mirada que apaciente el alma
para el ser que inconsciente, de mí abusa.