Hoy tu pulsera se rompió,
fue sin querer,
ni lo esperé.
Me sentí aliviado,
y no lloré al recordar
que no estás a mi lado.
Capaz era eso:
una simple pulsera
que me hacía su esclavo.
Esclavo de los recuerdos,
de tu incomodidad
y del arrepentimiento.
No negaré que aún te extraño,
Jazmín,
pero el dolor va siendo menos
desde que de vos me alejé