Cuida tu hígado.
Aunque no te lo digan, una persona con cáncer es un estorbo para todos.
Ningún pariente va a sacar sus ahorros para comprar un hígado reemplazo aún cuando pueda comprarlo.
Ni siquiera harán una vaquita.
Te darán el pésame sí, y quizá en tu presencia salga una lágrima.
Pero solo una porque el cerebro familiar es alegre y empezarán allí mismo a pensar en la repartición de tus bienes.
Pero tú, cuida tu hígado.
Olvídate de los parientes, nadie se queda pagando la factura de un ser muy querido podrido de cáncer.
NADIE
Todos se irán y te dirán adiós
desde muy lejos.
Y es obvio porque ya todos tienen su vida planificada.
Y créeme, lo sepas o no
tú no estás en sus planes.