GUS ESPINOSA

MARTIRIO

Giro y me cubro el rostro como un niño. 

Me pregunto a mi mismo, pero no me contesto.

Amalgamo tu sentir y mi sentir. Lo mezclo, lo junto,

le intento dar forma, color y sabor.

Se desbarata con el frío. No perdura.

 

Rehago las acciones, las palabras, los despechos, y

cualquier otra cosa que me ayuda a recordarnos.

Son lastimosas y complicadas, pero no las puedo soltar.

 

Me cortan las manos, las venas.

Escarban entre mi carne que tiene cicatrices de amor.

Se rompe mi piel, y la piel debajo de mi piel,

y los tejidos conectivos, epiteliales, musculosos y nerviosos...

 

hasta llegar a mi alma,

que se esconde detrás de la puerta,

sosteniendo con fuerzas un retrato de ti.