No cejare que sea eterno tu estío,
que tú boca rojiza de sed se aje,
desatar de tus ojos el vendaje
y apagar de tu piel el brío.
No flaqueare en retirar tu frío
con el abrigo de mi tórrida piel;
que de tu flor amarga brote la miel
dulce del panal que siempre es mío.
No seré el camino de tu sombra
solo horma y molde de tu huella;
no serás solitaria ni \"aquella\".
Transitaremos el mismo camino
evitando ser retraidos y huraños;
eludiendo errores de otros años.