Fany María

Final

 

Vendrá y llegará el día 
que postrada sobre tabla
no vea luces ni estelas,
no escuche voz ni campana,
ninguna brisa yo sienta
al abrirse una ventana,
esas que traen recuerdos
llenos de antiguas palabras
que resonando con ecos
te donaban paz y calma.
Y vendrá el tiempo sin tiempo
donde lo eterno descansa  
y donde un cielo, azul y oro,
quizás me muestre una entrada.

Y llegará el fin de un viaje,
la última de sus paradas
en una tarde de invierno
de una belleza templada,
con las camelias en flor
y sus rojos de esperanzas
que buscan luces de ocaso
antes de ser ignoradas.
Yo las veré y las diré 
con mi figura fantasma,
si es posible, si es posible
ser un corazón con alas,
y en el cielo azul y oro,
poder tener una entrada.

No habrá razón ni objetivo
entre tanta ropa blanca,
sin sentir calor o el frío
ni las soledades vanas,
y sin miedo, no habrá miedo
por las puertas de un mañana
ni por sus fauces de sombras,
sus densas telas de araña.
Siento un sueño enamorado
que de mí no se separa,
tapa el pecho con las manos
y entre susurros me habla,
algo me dice de un cielo
que tiene abierta su entrada.

 

Jhet