Un tiempo sin costuras, ni dobladillos.
Todo claro, como la luz del sol, o el resplandor de la nieve y la escarcha.
Como un lienzo en blanco, carente de sombras.
La vigilia y el sueño algo espontáneo
Dónde saciar el hambre y la sed. Calmar el frío o el calor.
Necesidades que se cubrían con más o menos acierto y lo mejor que podían nuestros mayores.
Un tiempo, donde las palabras nostalgia y dolor . Eran todavia ineditas.
Con un corto vocabulario. Todavia sin ansias, ni el afán por extenderse.