Te lloré entre vasos vacíos,
en cada esquina oscura del bar,
donde el tequila quemaba mi garganta
y tu recuerdo no me dejaba respirar.
Entre el humo y la música triste,
te buscaba en el fondo del vaso,
pero sólo encontraba tu ausencia,
tan amarga como el último trago.
Cada cantina guarda mis lágrimas,
cada mesa mi desvelo en silencio.
Te lloré mil noches sin consuelo,
esperando olvidar lo que nunca se fue.