Ahora en la tarde…cuando transitaba por ahí…
por aquellos parajes donde juntos paseábamos,
por los senderos que cruzábamos...
por donde caminábamos…
y luego cansados …desmayados sobre la hiedra…al cielo mirábamos.
Ahí…en el sitio exacto de nuestro mejor momento…
le dije al viento, que si por un acaso…tropieza contigo,
le rogué que te dijera…que lo que siento por ti…me sigue vivo,
sigue latiendo con frenesí ardiente…con vehemente regocijo...
esta necesidad de saber de tu presencia,
esta ansiedad de conmemorar los instantes queridos.
Le dije que te dijera…que te hiciste costumbre,
que te has convertido en hábito recurrente…
y es frecuente añorarte sin ningún motivo,
y que me es usual echarte de menos de cualquiera manera.
Le pedí al viento…
que te relate la impotencia en la que me extravío…día tras día,
que te cuente la verdad de mi nostalgia…
y la razón de mi dilatada melancolía,
que de ser posible te manifieste…
las ganas que tengo de volver a verte…
de un posible retorno,
de que regreses para empezar de nuevo.
Pero el viento…se irá de largo…
rozara tal vez inadvertidamente tu mejilla…
y a lo mejor acariciara tus labios…insensatamente…
sin que tú te hayas dado por enterada.
Y al final nada habrá cambiado,
yo seguiré en mi encrucijada…
y tú por la senda del olvido,
tú extinguiéndote lentamente de mi vida…
y yo muriendo inevitablemente de delirio.