Me tiembla el alma al ver solapada la maldad,
lo he observado en muchos años ya vividos,
de seres que ocultan en mesuras y respetos
simulando inocencia y candor
la sombra oscura de su alma.
Los he visto, y doy fe, agredir
a indefensos de su entorno
por el sólo hecho de que sus pretensiones
no eran atendidas o buscando inconfesables logros.
Esto los convierte en cobardes
a los sociópatas manipuladores
que adulan a los poderosos y les temen.
Me tiembla el alma al ver el daño
que causan a madres embaucadas,
sin el menor sentimiento de piedad
y siguen su propia vida indiferentes
al daño que ocasionan.
Yo los denuncio y lo advierto
porque suelen no ser reconocidos
hasta que el quebranto es irremediable.
¡Porque me tiembla el alma!