Duerme el duende en el suelo,
con un respirar hondo
como en el cerro, al aire libre
en un colchón, de hojas de otoño.
La luna observa desde el umbral,
¿Cómo esos seres diminutos,
en un abril y cerrar de ojos,
son visibles por minutos?
Tengo desvelos, por ser yo “duende”
y envidio al triguero, que en alto canta,
y como duende que soy,
¡regalare versos, y flores blancas¡.
Pero hoy en dia,tengo un dilema,
¿es esto poesía?¿o es un poema?
miro en silencio, y transmito calma,
A veces un hada, conmigo juega,
cuando mueve las alas ¡a mi me marea¡
y aunque solo un rumor, se percibe,
vago débil, fugaz,
cuando pasa el hada, traviesa, sobre mi cabeza.
Hay días, qué se me esconde la faz,
y me quedo gestando, cuando se va,
hay, duendecillo pícaro y perverso
se te queda en el cuerpecillo, el deseo voraz.
Para que todos sepáis, yo no soy un chivato,
pero el duende es burlón, con gran olfato,
por la noches “te observo”
y camino invisible entre tus cosas,
y en tus oídos dejo deslizar,
mi pesia, en prosa, “entre otras cosas”
,Ya cubren las sombras,
se guarda silencio,
en palacios y chozas,
el duende esta durmiendo,
psss... el duende”