Déjame describirte con palabras,
aunque suenen a torpes e inconformes;
Déjame describirte con mis ojos,
que se ponen nerviosos cuando tocas
con ese mirar tuyo indescriptible...
Déjame describirte con mi olfato,
cuando huelo tu cuerpo a cigarro
para luego embriagarme con tu aroma;
Déjame describirte con un beso
que en tu mejilla poso al despedirme
sintiendo el beso tuyo en mi mejilla
con tus labios sensuales al posarse,
alargando muy poco ese momento;
Déjame describirte con mi boca
recorriendo tu boca y cuerpo lentamente
hasta beber la blanquecina esencia cristalina
que bordea el ciprés cuando se muere
después que erguido toda una vida se ha estado
Déjame describirte con tu boca sensual algo incitante,
estremeciendo mi piel cuando la besa
aflorando sonrisas prontamente;
en el susurro de súplica
a tu cuerpo pidiendo que me estreche,
Déjame describirte con mi tacto
disfrutando un poco tu contacto
descubriendo tu piel suave
algo inquietante
provocando tocarla
con mis labios;
el color de tu piel algo canela
recreando mis ojos excitados
en tu expresión de niño algo extraviado...
Déjame describirte con mi piel
que aunque fría y pálida se encuentra
responde al contacto de tu piel
cuando se pone ardiente apasionada.
Déjame describirte con mi abrazo
respondiendo casi de inmediato
con un abrazo tuyo reflejado;
cuando espero el abrazo de tu parte
disminuyendo el hielo alguna tarde,
o quizá en la noche,
o al llegar el alba tal vez sea
que aunque cerca dos cuerpos son distantes;
Déjame describirte cuando siento
que recorres mi cuerpo sin sentirlo;
Déjame describirte con la lluvia
en tu pelo cayendo lentamente
deslizando cristales por tu cara
empapando los hombros y los cuerpos
por los senderos verdes enseñados
en las fotos tomadas hace poco;
Déjame describirte sensualmente
una caricia sexy en plena noche,
en la mañana o la tarde cuando encuentre
ese cuerpo delgado que me atrae,
esa boca sensual bien perfilada
hasta llegar a un roce sin reproche
sin evitar el contacto que produce
sensación agradable,
sin explicar el ocaso prohibido;
Déjame describirte con la ropa
que te vi aquella tarde al visitarte:
tu cabellera siempre no ordenada,
de la plata en los hilos coqueteando
en las sienes posados y asomados
por el gorro de lana aprisionado;
la camiseta suave contrastando
tu carita de niño deslumbrante,
con asombro expresado en tus mejillas rosas
momentáneos instantes más intensas;
desteñidos “jeans” completando
el atuendo ideal para quitarlo.
Déjame describirte como amante
cuando pueda yo amarte y tu me ames
y sintamos los cuerpos y las carnes
estremecer hasta el fondo de los huesos
por el deseo y ansias de estar juntos;
Déjame describirte como quiero
cuando quiera describirte… solo déjame…
sin hacer ningún gesto de reproche
mi canto es y
me acompaña cuando es noche.
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