Tú no quisiste en mi vida estar,
y yo no te quise en mi vida a fuerzas;
tampoco permití que mis tristezas,
me hicieran dejar de preguntar.
Preguntar si un día podría olvidarte,
y salir de tu imagen envolvente;
¡Tan arraigada estabas en mi mente,
que se resistía para arrancarte!
Nadie me dijo cuando era adolescente,
que el amor es cruel en ocaciones,
que puede ser indiferente.
A hoy que soy adulto, de ello soy conciente.
Quizá a tí tampoco te enseñaron
a declinar un amor, sin herir tanto.
Hoy, mi mente y corazón, ya te olvidaron.
Tambien hoy descubrí ¡Cuánto dolor aguanto!
Autor: Bernardo Arzate Benítez