¿Dónde extravié mi memoria? Posiblemente en un río
creyendo que me dañaba, la dejé mojada en su herida
no sé si fue una noche con la ausencia de sus ruidos
En el momento en que mi pecho apagó faroles y encendió los olvidos.
¡Pobre memoria de noche que martillaba mis oídos!
Mi cuerpo cruzó sus fronteras para salvar lo perdido
mi mapa no tenía esquinas ni las calles, sus sentidos
la luna era solo oscura, sin luz para un quejido
y su penumbra lucía ciega como la ausencia de lo divino.
La memoria me mostró su enagua y la seda de su corpiño
pero mis ojos huyeron entre cristales vacíos.
La memoria me miraba de frente y yo esquivaba su filo.
Tuve que sufrir la tormenta con sus espadas y remolinos.
Mis ojos cubiertos de llantos y mi memoria en olvido.
Pero tanto es de mí su existencia que parió nomás su alarido
y se me vino encima con sus brazos extendidos.
Soñé una siesta en mis entrañas con la dulzura de lo dormido
lo hizo con sus espinas y el carmesí de su intenso brillo
lo hizo con la ternura de todo lo bien nacido
lo hizo y me dio la paz y una corona de olivos
Me volví a llamar por mi nombre y atrás quedó mi martirio.