Es esta una negra y tenebrosa noche de otoño.
El frío y la ventisca, impiden mi armónico andar.
La inclemente y fría ventisca desteje, mi moño.
Ya se me ha vuelto molesto, el tan solo caminar.
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No me gustan los imprevistos y me agobia el frío.
Esperando estoy que retorne la bella Primavera.
El perfume oloroso de los rosales eso, es lo mío.
Hoy la fragancia de las flores, ya no es lo que era.
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Ni siquiera el jardinero florista a ellas, las planta.
En feo pote las pone y sus gritos las tornan locas.
Me ven como rara, pero soy, la Dueña que canta.
Yo no estoy loca, solo soy, la florista que las toca.
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¡Pues bien, quizás mi conducta, sea un poco rara.
Pero, la Rosa hay que cuidar ya que, es muy cara!