No temáis a la pluma lisonjera,
y a su letra que encierra muda labia,
vuestra comparecencia ha de ser sabia,
si os guía la verdad siempre sincera.
Que el juicio no se nuble en su quimera,
ni el halago distraiga vuestra mente,
pues la razón ha de ser fiel, prudente,
sin caer en palabra traicionera.
Dirígete en la vía y con recato,
no ha de ser que un sofisma mojigato
te punce en artimaña su osadía.
Si al final de tu andar todo es falsía,
no temas en buscar la flama pura,
pues siempre la verdad ha sido dura.