Enrique del Nilo

DELIRIO ALCOHOLICO

Sobre el terso lomo

de mi irreflexivo rocinante

galopo desde tus everest

hasta el cenote

 

Los trinos de la noche

amenizan mi galope

el cielo llora sobre mi sombrero

y tú te escondes bajo la sábana

de la penumbra, el deseo y el fuego

 

el aroma de otras tardes

se deslizan por abedules

derramándose por el cielo

incendiando el horizonte

que me mira sobre el hombro

mientras se aleja sendero arriba

cobijándose en sombras

 

La noche ulula desde su lecho

acuartelado por hespérides

mi cálamo rompe su túnica

hiriéndola de luceros

que se derraman en lactosas lágrimas

que se estrellan en fuego

 

Un estallido me arrebata

desde mi idílica odisea,

mis pupilas se hieren al resplandor

que acuchilla mi frente

con estoque de luz acusadora

 

El mullido hedor que me sostiene

me abraza protector;

a mi lado un frasco de ron

parcialmente vacío...

mínimamente lleno

me escolta desde estribor

atesorando el beso

que recién le he macerado

 

a babor un mugriento cuadernillo

alambica la agria tinta

que en su cáliz derramé

 

Más allá el mundo duerme

o celebra, o se embriaga,

o llora, o se amanceba

que la noche aunque fresca

es propicia para el delirio,

para la cópula

¿por qué no? ¡PARA SOÑAR!