Me quedé corto de dialecto,
La palabra se torna insulsa,
Incapaz de explicar, fuera de tacto,
El mero acto es insulto a la solemnidad.
De aquello a lo que aún siento,
El que no haya sabido expresar,
No quiere decir que miento,
Es algo atávico que desconocía,
En aquel momento.
El niño eterno melancólico,
Que erigió su hogar en la miseria,
Pueril en experiencia,
Negado a dejar de estar estático.
Ayer rompí su piel,
Y sentí el frío verdadero,
Por eso busqué el único calor sincero,
Fuera del plástico que ofrecen los demás.
Veo que llegué en desfase,
La vida no espera a nadie,
Y el amor se filtra como sangre,
Rojo por las grietas de la novedad.