Ivette Urroz

El guijarro engastado

El guijarro engastado se aleja,

como un error inaudito

en los viejos atardeceres.

El cielo se desploma como un peso,

inflado de silencios, que de repente me envuelve.

Llevo estrellas evaporadas, tristes y queridas,

enterradas en el círculo de mil cruces;

como este cansancio, la piedra

está destinada a morir despierta, con sus ojos

de música acuática.

En mi mente, la moneda del verdugo

gira sin descanso, gira adolorida,

empujándome hacia las selvas oscuras

donde habitan los miedos.

La hierba en mi brújula inquieta

crece más allá de un sueño nebuloso,

porque ahora eres la distancia que

me invade con un insomnio de palabras,

aprendiendo del rocío que cae

en el mapa desconocido del amor.

Marfiles en espumas, impías y desoladas,

entre las rocas divagan en su nostalgia,

dando latidos a las estrellas por dentro y

por fuera. ¿Quién paga el precio de un recuerdo falso?

¡El guijarro, ahora es un guijarro embrujado!

Ivette Mendoza Fajardo