Hay ofensas que no se pueden perdonar.
El perdón, está en manos del ofendido.
Esta duele más, si viene del ser querido.
Y será preciso, hacia adelante, caminar.
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No se puede atrapar ese llanto vertido.
No obstante, sí se aprisiona a un dolor.
El sentimiento de pesar tiene un sentido.
Casi siempre, la pena se deriva del amor.
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Duele la ofensa si hay fervor en el sentir.
Es difícil ocultar la pasión de los amantes.
Además, ante el amor, no es fácil mentir.
Unos Adanes, ponen la fe en el diamante.
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Mal cálculo, ante el amor hizo el amante.
A la Eva seducida, no le vale ese brillante.