Mandóme Cloris que amase a Maya,
que la quiera y la cuide en su jardín dorado.
Desando desearla y su belleza adorarla.
Sentí que soy humano, siento, padezco y suspiro
por su beldad en lo más profundo que el alma tiene:
su soledad.
Oh, Claris ninfa de la flores,
ocúltame en lo más profundo del tártaro,
donde pasaré mis días acostado
sobre las llamas eternas de Hefesto.