Se interponen en nuestras vidas, montañas de aceros, mil ejércitos con su caballería pretenden bloquear las fronteras, no quiere el destino que esta pasión vuele sobre el mar del amor. Nos dejan sin oxígeno, cuando en las tardes de marzo pretendemos celebrar en alta mar nuestro aniversario. De mi mente quieren esprimir los versos para que no lleguen a tu espejo.
Ay, que dolor llevo en mi pecho, me duele cuando estás lejos y mis manos no pueden acariciar tu cabello, soy hombre sin alma, bestia con enormes garras cuando no te tengo. Todo en este mundo me parece hiel cuando los días corren más veloz que el viento y no logro tener tu alma en mi pecho. Eres, en mis noches, esa luna que sabe dominar los pensamientos, solo con ella puedo acercarme al color de tus ojos para rociar con sus labios tus besos.
Ya no sé adónde voy y que murmurarle al viento, mis sueños no dormirán en otros sueños, ellos serán tus sueños, mi vida no es águila que vuela en busca de otra presa, ni oruga que se convierte en lamentos. Si no logramos los sueños; será puro estiércol en medio de la nada, gris como el horizonte amenazado por tempestad, rey destronado ante su pueblo.
Me duele el amor, que está vida me haya obligado escribir tantos versos, esos versos que logran calmar los deseos, me duele amor mío, no acompañarte en tus desvelos. Quiero como tú, sufrir juntos este dolor que llevamos dentro. Cuando en las mañanas despierto, cada uno de mis pensamientos, los envío por ti, llevan en sus hombros las fuerzas y esperanzas del amor fundido con el mejor metal del paraíso. Me duele que no estoy ahí, junto a ti y tu no estés aquí.