Carolina Montero Mendoza

El adiós


Como llegaste, te vas
Porque así lo he querido 
El destierro es la salvación 
Y la única respuesta 
A todo lo que me solía preguntar en mi desvelo.
Como llegaste, te vas
¡Yo te lo ordeno! 
No me importa si quieres o no hacerlo. 
¡Vete! Encandilado con la pueril perfidia
Arrastrado por una locura incomprensible.
¡Vete! Con tus miradas que nunca fueron mías 
Con los sueños que quizás han de romperse 
¡Vete! Por tu bien y por el mío
¡No vuelvas! Aquí ya tuve suficiente...

Aunque tal vez tú también quieres irte. 
Sabes en el fondo que es hora de la partida
Entiendes que después del vendaval solo hay esquirlas. 
En el fondo sabes que es mejor 
Abandonar antes de cruzar la línea
Dejar atrás como quién deja un camino 
Que mañana no recuerda que alguna vez ha recorrido. 
Déjame aquí, con mis montañas y mi frío
Déjame aquí, con la madeja hecha mil nudos
Déjame estar en donde siempre me he escondido
Lejos de todo lo que dicen que es la vida 
Lejos de todo lo que recuerde que existes. 
Vete, sin reparos, sin lamento
Vete, que aquí ya no hay nada más 
que vacío y olvido.