Calígula canta en la cama de la Infanta
De la infanta cristera y montonera
Si, de aquella de caderas anchas
Y de faldas rampleras, si
De la Infanta Carolina, la de las manos anchas
Y la piel cetrina, la de los ojos aceituna
Calígula fornica con la infanta
Mientras bebe su tequila Don Julio
El sol se ha puesto ya sobre la montaña
Calígula ríe a carcajadas, de sus vilezas
Recordando tal vez, que esa mañana
Su acto zoofilico con su yegua
Y del jovenzuelo, si, ese, que fue a buscarlo
Tanto sadismo y locura envueltos en un ser abominable
Calígula, ríe y llora y grita e implora a la muerte
Su descanso final. Su retiro de este mundo
Y la dama blanca baja a él, envuelta en una seda
Si, en una dama hermosa de otro país.