Dime si los reflejos cristalinos del mar
te brillan en los ojos o te cortan en la piel...
En nuestro apacible secuestro
de risas y de uñas,
al final la suerte es mía...
Rompo en llanto sanador, ¡y sano!
Porque aquí ya nada es nuestro...
Porque me pertenezco y me entrego al mismo tiempo...
Porque tan volátil es el rencor como el amor,
y los rescoldos decepción
y el desamor tristeza.... y luego la Vida...
La vida y yo...
seguiré con mi bandera;
yo no inventé la bondad ni el compartir...
E invitados estáis a la defunción de las nostalgias y los dramas.
Me echan de menos Jon y Richie,
Serrat y Enrique,
Tramp y Hetfield...
Me escriben cartas las montañas,
me invitan al cine los poetas,
sucumbo a la maldición de poseer la bendición de mi pasión desenfrenada;
y me seducen las curvas suculentas de los versos sin rima de una mujer que no existió.
Me disfracé de estrofa y de soneto;
pero se me devolvió un espejo deformado,
un mapa del revés,
una biblioteca en ruinas de otros tiempos,
una era pasada,
un tormento olvidado,
un viaje al destierro donde los años no pasaron.
Quizás haya una razón en todas las arenas del desierto,
un echar de menos, un \"qué tal\", un \"cuánto tiempo...\"
RBP (25/8/24 - 11:05)