Es pura dinamita mexicana
llevando la pasión al estallido,
es retrasar el último latido
a la explosión del sol sin un mañana.
Es naturalidad que llega y marca
la cuenta atrás del fuego incombustible,
es la utopía haciendo lo posible
por cuanto el beso hasta el deseo abarca.
Es brasa bajo amor vertiginoso
raptado por la voz de la experiencia,
es para las caricias una ciencia
que estudia y se abre al verso receloso.
Por todo lo que llega a ser, quisiera
gritar un: ¡Viva Mexico, cabrones!
y más su emperatriz de corazones
que entre poetas luce la primera.