Baratza01

Crisálida

 

 

 

<<Esta sed que reseca mi intelecto,

ruge brava en mi numen y en la hoja:

bestia rauda a la pluma que desoja

roja alma sedienta por afecto.

 

Esta sed que devora mi dialecto,

siega toda la calma que se aloja

presta y tímida al mar, en paradoja.

-Esta bestia reniega de mi aspecto-.

 

Sacia toda la sed que me domina…

¡Oh!, a ti, que inmutable experimentas

toda fuerza con ojos del vacío.

 

¡Dame ríos que ahoguen lo que obstina!

¡Dame carne!, que dome a mis hambrientas

bestias, ¡dame las aguas que ya ansío!>>

 

 

 

Y, me magra la carne aquella bestia…

Me liba con su beso toda lágrima

enjugando las sales de mi rostro.

-El deseo comienza su aleteo-.

 

-Abre sus negras fauces infernales-. 

Masculla con blasfemia aquel demonio

seduciendo mi oído y mi intelecto.

-Con su lengua taimada y viperina-.

 Retuerce toda idea que me nace,

envenenando mis sensibles venas

con la ponzoña negra de su boca.

 

(Liba la mariposa de la muerte).

-Dicen, que sea cauto a su porfía-.

Es inútil, soslaya con sus garras

fantasmales cualquier intento vago

de mis brazos, -me muerde como un perro-.

 

Su labia se confunde con la mía

entre los alaridos dolorosos

y tan pecaminosos que vomita 

 mi dolorido tórax al vacío.

-El cielo no me escucha y no lo hará-.

Se ha consumado en mí…, en cada hueso

que sostiene mi carne moribunda.

 

Me veo, y, solo veo su espectral 

silueta reflejada en el espejo

cubriendo con su bruma la mitad

de mi rostro, -se ríe con malicia-.

 

El dragón y las crónicas se envisten…,

y se alzan por encima de los reinos.

-Lo rojo se fecunda por mi faz,

lo oscuro de mis ojos en la nada-.

Hoy, el monstruo a nacido en los jardines:

 Segador de la rosa y de la espiga. *

 

-Dicen, que sea cauto a la porfía

del demonio, mas, no comprenden nada…

                              Por ahora-.

 

 

 

*Alusión a la leyenda de San Jorge y el dragón.