El hombre que soy.
El hombre que soy
no es
obra perfecta,
no lleva
máscara
alguna,
ni hace
promesas.
El hombre que soy
prefiere
virtudes
y acepta
defectos.
El hombre
que soy
te mira
los ojos,
te ofrece
su mano
y se
le propones
se sienta
a tu mesa.
El hombre que soy
no busca
colores,
ni mira
tus prendas,
ni que
botas calzas
ni cual
es tu nómina,
ni cuán
grande
es tu casa,
que
coches conduces,
o el sexo
que aceptas.
El hombre que soy
jamás
te pregunta,
que
títulos tienes,
que
ha sido
tu vida
ó
que
ideas profesas.
El hombre que soy
te pide
perdón,
si te ha
ofendido,
y con
amplia sonrisa
devuelve tu
ofensa.
El hombre que soy
no huye
de nadie,
no oculta
su rostro,
ni elude
su historia,
ni esconde
creencias.
El hombre que soy
no va
en Vía Crucis,
ni pide
clemencia.
El hombre que soy
sus sienes
son blancas,
camina
hoy despacio,
disfruta la vida,
no teme
a su muerte.
El hombre que soy
no guarda
rencores,
ni azuza
los
odios,
ni pide
venganzas,
ni
que brote
la sangre
allá en
su país
o
en tierras ajenas.
El hombre que soy
desea la
paz para
todo
el planeta.
El hombre que soy
te pide
respeto
cuando tu
no
le entiendas,
porque aceptará
también
tus ideas.
El hombre que soy
no busca
la gloria,
ni ser
un profeta
en su
propia tierra.
El hombre que soy,
le pide
a
su Dios
que a ti
y
a los tuyos
también
les proteja
y
que seas
su
amigo
mientras tu
lo
prefieras.
El Huagiro.
Madrid 11 de Abril del 2014.