POEMA DE AMOR
Solo Dios sabe, que influencia
puede llegar a alcanzar el amor
en nuestras decisiones y actos,
que grande debe de ser su poder
pues hasta consigue que mi mano
traicione a mi mente.
¿O es al revés?
¿No será mi mente la
que traiciona a mi mano?
Tan solo unos segundos antes,
al comenzar estas líneas…
estaba mi mente llena
de frases todas contra ti,
y ahora, al intentar escribirlas,
mi mano, se niega a hacerlo.
¡Qué locos y orgullosos somos!
Los dos sabemos de sobra
que bastaría una sola palabra
de uno de los dos,
no importa el que sea,
para que el otro se echara
en sus brazos para llenarle de besos
y pedirle perdón llorando.
Los dos lo sabemos y lo deseamos, pero…
nos estamos acostumbrando mal,
¡Si en cualquier momento crucial
rebajásemos nuestro orgullo
y pidiéramos perdón a quien
nos hace sentir ofendidos! …
¿Qué nos demostramos con esto?
Solo que somos unos cabezotas.
¡Cada acción dulce como la miel…
se nos vuelve amarga como la hiel!
Como el abstemio,
que repudiaba la bebida,
y ahora es, su más fiel compañera.
¡Nos vamos a alcoholizar!
¡Yo, de tanto sofá, y tú de tanta cama!
¿Por qué si los dos odiamos esta situación…
nos falta la voluntad y la fuerza…
para apartarla de nuestras vidas?
Yo que vivo la vida por ti,
y que a una palabra tuya,
te lo ofrecería todo…
¡No acepto que tú, no pienses como yo!