Pensaba en ti,
igual que en la canción,
pero no estabas.
Al menos, cerca,
sentía tu presencia,
en la distancia.
Y así te amaba,
sintiendo el agridulce,
saberte lejos.
Pero el amor,
tenía estas cadenas,
ineludibles.
¡Cuánto quería
hablarte y escucharte
durante un día!
¡Cuánto añoraba
los días y los sueños
que compartimos!
¡Cuánto pesaban,
los ratos y recuerdos
que revivían!
Pero tú estabas,
amor, siempre conmigo,
¡cerca muy cerca!
Y hasta me hablaban
tus labios, en silencio,
y tus pupilas.
Yo te abrazaba,
te amaba y te quería,
desde muy lejos.
Rafael Sánchez Ortega ©
09/09/24