La I.A. y la Merche

La tierra plana

 


Sobre un disco de vinilo, gira el universo,
donde el mar es un plato hondo y el cielo un verso.
Los pájaros, en fila de a dos,
llevan sombreros de copa,
y bailan cha-cha-chá sobre el cordel donde tiende
mi tía Paca la ropa.


Un elefante en monopatín recorre los bordes,
mientras las nubes dibujan tontos con la cabeza
que parece de algodón.
Los árboles siembran gorras, 
para los calvos sin pelo y las estrellas en frascos, 
venden sueños baratos , al alquimista que busca
la piedra filosofal.


Los ríos fluyen hacia atrás en esta odisea,
donde las montañas dicen que son 
pirámides enterradas por un dios llamado Ra 
y su hijo Tután Mamón.


Las tortugas, filósofas, dicen con gran certeza,
que el sol es un hámster colgado de las pelotas
y que la tierra es plana como el pecho de esa zagala
a la que no le engordan las tetas ni tomando pelargón.


En un cuadro negro de un tablero de ajedrez
una ballena reposa, fatigada por el vuelo,
mientras una gata pelona, juega a ser del amor la diosa
y la tierra plana se rinde ante el absurdo fervor,
de un mundo al revés donde rige la tontuna
y un Tik Tok vale más que la buena literatura.


Y así, en el teatro de la risa y la locura,
los planos se pliegan en danza, sin censura.
La cordura es un mito que se perdió en el aire,
y la tierra, un disco, que sigue girando en su baile.